
Miquel Barceló en su taller de la calle San Alonso, en Palma de Mallorca, 1980. © Estudio Miquel Barceló, 2018
Staffan Ahrenberg: ¿Qué representa Miró para usted?
Miquel Barceló: Cuando era adolescente, el único artista al que admiraba era Miró. Siendo muy joven, yo había aprendido, con mi madre, a pintar al aire libre. Pero a partir de los dieciséis años empecé a odiar ese tipo de pintura, me parecía anticuada. Los únicos artistas a los que respetaba eran los artistas de vanguardia, y de ellos el único que seguía vivo era Miró. Yo le admiraba porque había estado cerca de los surrealistas y porque su pintura era muy radical.
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