Observaciones sobre la vulnerabilidad

Hablamos de «edificios vulnerables», de «instituciones vulnerables», de «situaciones de vulnerabilidad», de «colectivos vulnerables», de «sujetos vulnerables», de «vulneración de derechos», de «vulnerabilidad del medio ambiente», etcétera; de forma casi vertiginosa en las tres últimas décadas, el adjetivo vulnerable ha permeado discursos de ámbitos muy diversos. A pesar de que, en la mayoría de ellos, el significado del término se reduce a la posibilidad de sufrir un daño, de ser víctima posible de un mal, se han dado ya tentativas de establecer taxonomías o de trazar mapas de sus significados y que muestran que, en algunos contextos, el adjetivo «vulnerable» apunta a los riesgos y a los efectos de hallarse en situaciones de injusticia social, de inseguridad o de precariedad.
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